5.122K corridos, 580 días viajando
La llegada a Honduras me recordó que, a medida que fuera bajando desde México, lo que me encontraría serían países menos desarrollados (pude ver por la ventanilla del bus paisajes más sucios y con basura por todas partes). Ya cuando llegué a Guate pude darme cuenta de ello (puedes revisarlo en ¿Guatemala o Guatebuena?), porque la ciudad fue de lo más violento que habría visto a la fecha. Pero no todo fue negativo: crucé la frontera acompañada de Nick (a quién conoces de Lo mejor de Guatemala: Río Dulce y Lívingston), y los trámites para pasarla fueron bastante sencillos y pronto agarramos un bus (y luego otro) para terminar el La Ceiba.
La Ceiba es una población a orillas del mar Caribe, punto de partida de los ferries que van a Utila y a Roatán (dos islas conocidas como excelentes enclaves para bucear). Además tiene no muy lejos el Parque Nacional de Pico Bonito, un sitio interesante para hacer trekking. Pero la tensión se masca en el ambiente de la city: hay gente armada (con uniforme, eso sí) por todas partes, y la manera de gritar de los vendedores se me hizo incluso violenta.
Dimos con un alojamiento y no andamos mirando mucho más, porque tras más de 12h de viaje y en vista de que a las 21h parecía que era pasada media noche en el pueblo, nos pareció OK lo que encontramos. Claro que, de haberlo sabido, puede que hubiéramos buscado algo más cómodo: al día siguiente Nick no se pudo mover de la cama de una intoxicación, y yo (que tengo el estómago de hierro) he de reconocer que al 100% no estaba: ¡no corrí! Pero me dio tiempo a salir a dar un paseo y conocer el pueblito. No tenía demasiado interés más allá de un malecón curioso y una plaza arbolada.
Lo que sí tuvo interés fue la ruta que hicimos por Pico Bonito. La odisea de llegar (agarramos un bus que se demoró como 40 minutos en el trayecto a la puerta del parque, más otro tanto de espera hasta que salió), además de recordarme welcome to Honduras, mereció la pena. El recorrido fue bonito y poco exigente, para deportistas convalecientes 😉 Y tuvimos de premio una cascada en la que el baño fue casi obligatorio debido al calor. Allí además nos encontramos a otros turistas que me recomendaron mucho ir a Utila a bucear (bien, ¡parecía que ya se iban definiendo mis siguientes pasos!).
Para regresar de vuelta a La Ceiba, nos recogió en su pick up un tipo interesante con perfecto inglés: Jorge. Se dedicaba a la organización de actividades en el parque, y además de conocérselo al dedillo, contaba historias de la zona súper divertidas. Tanto que, se nos hizo corto el trayecto y tuvimos que invitarle a una chela en el puerto 🙂
Y al día siguiente partimos: Nick de regreso a USA (aunque no creo que sea la última vez que me lo encuentre por el camino) y yo… ¡Rumbo a Utila!