Una historia desagradable

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Nada más irse Lea tuve uno de los episodios más desagradables, si no el que más, desde que viajo.

Para llegar a mi alojamiento en Jinja, en lugar de gastarme 15.000UGX (unos 4€) en ir en un boda-boda, decidí ir en matatu y luego caminar hasta mi alojamiento. ¡En qué hora!

Empecé a caminar, con una garrafa de 5L en una mano y el móvil, para orientarme, en la otra. Aunque estaba atardeciendo, aún se veía bien el camino y la gente, y noté que 2 chicos me seguían, bastante pegaditos a mí (eso aquí es medio normal, me ha pasado más de una vez). De repente, me adelantaron, y bruscamente uno de ellos se abalanzó sobre mí.

No sabía lo que quería, hasta que me agarró la mano dónde tenía el móvil. Forcejeamos, y después de un golpe que me llevé en la cabeza y un empujón, salieron corriendo. Yo tiré la garrafa de agua, y a punto estuve de quitarme la mochila para correr detrás (menos mal que no, porque tenía dentro la tablet, el pasaporte y el dinero), pero tras dudar me la llevé puesta y empecé a perseguirlos a la vez que gritaba: ¡help!

Cuando fui capaz de razonar, me dí la vuelta: ¿qué iba a hacer cuándo los alcanzase? Probablemente recibir una buena paliza. Y además, se me estaban alejando cada vez más. Así que marché también corriendo pero en dirección contraria, hacia el camino (ellos se habían metido por el campo, y yo había ido detrás).

Me encontré pronto una familia, en la que el padre corrió también a ver si alcanzaba a los tíos, y en la que los dos hijos se me agarraron cada uno a una mano para que me tranquilizara. ¡No todo lo que me pasó en ese momento fue malo!

Pero eso sí, intentaré controlar mi impulsividad para la próxima, porque una cosa es que te quiten un móvil y otra que me lleve una somanta de hostias. En fin, ¡espero de corazón que no haya que demostrar la lección aprendida!

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