Trogir y Sibenik, dos ciudades históricas con mucho encanto

2.511K corridos, 321 días viajando

Una vez se me despedí de los argentinos, pillé un bus rumbo a Trogir, una pequeña ciudad amurallada que prometía ser muy bonita. ¡Y acerté! En casi todo, jeje, porque cuando llegué allí los dos únicos hostels estaban cerrados :S Asique me tocó ir preguntando precios de habitaciones de hotel, y cuando casi me di por vencida y pensaba pagar los 40€ de rigor, encontré Rosso Rooms, donde la familia que lo regentaba me hizo el favorazo de dejarme la habitación individual por 100HRK (unos 13€). ¡Perfecto!

Trogir es un pueblo pequeño, amurallado, cuya particularidad es que está en una isla que conecta otra (Ciovo) y la costa croata por sendos puentes. La decoración de las calles recuerda a Split y a Dubrovnik: todas muy bien cuidadas y limpias, y de piedra caliza clara. Después de recorrérmela y pasar un día relajado en la playa, cogí un bus, esta vez dirección a Sibenik.

A destino llegué de nuevo por la noche, pero esta vez con hostel reservado 😉 Además, me tocó uno buenísimo, Hostel Globo, a los pies de la estación de buses. Tanto me gustó (bueno esque estaba súper nuevo y tuve la suerte de tener la habitación sóla para mí) que cambié planes y me quedé una noche más de lo previsto.

Me dio tiempo a vagar por las calles (otra vez, ciudad amurallada y de piedra caliza clara), a caminar por el paseo marítimo, a echar el rato tranquilamente en la playa y ¡por supuesto a correr mis 15K!

Después de éstos sitios fui a pasar la siguiente noche a Zadar (ya vieja conocida, pero no corrida) para tomar un bus que me llevaría a mi siguiente destino: la isla de Pag.

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