2.444K corriendo, 314 días viajando
Desde Dubrovnik salimos en dirección Split el grupo de los 4: Eri, Leo, Fer y yo. Lo hicimos tranquilamente para coger un bus a las 18h, y ya sentamos las bases de cómo serían nuestras transiciones. Llegamos con apenas 8 minutos; en los que nos dió tiempo: a mí a ir al súper a comprar provisiones, a Eri a guardar bien al fondo de la mochila su pasaporte, a Fer a llegar a un kiosko a por snacks y a Leo a entrar al bus de los nervios porque estaba revisando la policía a los pasajeros y ninguno estábamos dónde nos correspondía. Bueno, si soy fiel a la verdad, era yo la única que faltaba, y Fer encima me llamó… Pero, ¡lo logramos! Llegamos a tiempo, y tras bajar a la bodega a recuperar el pasaporte de Eri (los policías lo revisaban porque para llegar a Split desde Dubrovnik teníamos que cruzar un minúsculo trozo de Bosnia-Herzegovina, y por tanto frontera) pudimos salir más o menos a la hora.
Cuando llegamos al apartamento nos dio tiempo a dormir y ya está (¡menos mal que compramos algo de provisiones!) y a planificar el plan del día siguiente: visita completa a Split y cogeríamos un ferry por la tarde dirección Brac.
Lo de visita completa se quedó en visita express, porque preferimos alargar la charleta (y los mates) mañanera y terminamos abandonando el apartamento casi a mediodía. ¡Pero Split lo vimos en un periquete! Paseamos por el interior del Palacio del Diocleciano y subimos a un parque a comer (Marjan park), descansar e incluso ¡esperar a que ondeara una bandera enorme de Croatia para la foto!
Llegamos (otra vez) de milagro al ferry, y luego nos instalamos en el apartamento y salimos a cenar dando con el único sitio abierto y que sería a partir de entonces nuestro bar de referencia. El día que pasamos en Brac fue estupendo: playa, fotos, paseos, piscina en el apartamento y helados… ¡Verano total! Eso sí, no perdoné correr y salí las 2 mañanas de rigor. Además me estoy acostumbrando a una cara costumbre: chapuzón en la pisci post rodaje 🙂
De allí salimos rumbo a Split para alquilar un coche y coger carretera hacia los Plitvice Lakes. Nos esperaba una casita de montaña perfecta, Apartment Franciska, donde los anfitriones, además de invitarnos a un par de chupitos nada más llegar, se ofrecieron a hacernos una cena típica para el día siguiente.

En contra de mis expectativas, el grupo resultó ser buenísimo incluso sobre terreno arenoso: al día siguiente recorrimos de arriba a abajo (literalmente) el parque, ¡nos pegamos una caminata de casi 20K! Los paisajes no nos dejaron indiferentes: los lagos con su intensísimo azul, las millones de cataratas de todos los tamaños y alguna que otra cueva hicieron que el haber pagado 200HRK (unos 30€) por entrar no nos dolieron (tanto). Además, ese día lo terminamos con la estupenda cena que nos tenían preparada, que no sé si es que realmente teníamos mucha hambre, o si nos abrieron el apetito las rondas previas de chupitos, o que eran unos cocineros estupendos, ¡pero nos supo a gloria!
Al día siguiente tocaron despedidas :S En primer lugar dejamos a Fer en el aeropuerto de Zadar, porque nos fue imposible convencerle para que perdiera ya un segundo vuelo (el primero e inicial salió sin él el día anterior desde Dubrovnik), pero mira que lo intentamos… Y la segunda fue de los argentinos, porque después de ver (un ratito) Zadar con su órgano marítimo (un órgano que suena gracias al movimiento del mar) y de tomar un helado (un ratazo), volvimos a Split para dejar el coche y decirnos adiós. ¡Pero estoy segura que no es la última vez que veo más estos chicos, porque hemos funcionado, a pesar de las transiciones, estupendamente!
Lo mejor fue ser hijos del rigor. Jajaja. Salimos con tiempo, porque si no…. Y ahí de nuevo estábamos los 4, jugando con el tiempo, corriendo con mochilas para subir a un ferry, que risa de solo recordar. QUE BIEN LA PASAMOS… REEEEE LINDO TODO. Lo mejor de todo, los desayunos. Que diciembre llegue pronto
Lo pasamos genial!! Y nos reímos un montón… Pero nos juntamos again prontito 🙂
Jajajaja, …”sentamos las bases de como serian nuestras transiciones”.Una vez mas de pleno en la diana con el resumen de la EXPERIENCIA y lo digo con mayúsculas con toda la intención. Creo que esas transiciones son señales de nuestra vida y de como somos, nos gusta aprovechar hasta el último momento, y nos interesan más las personas que los monumentos.
No digo más que por mi parte se hará lo posible por disfrutar nuevas “transiciones” con “los hijos del rigor”.Abrazo inmenso
Jajajajaj que sea verdad y nos juntemos prontitooooo!!