Reto Maja Hierro

5.720K corridos, 660 días viajando

Nada más poner un pie en Colombia fiché qué carreritas había por la zona. ¡Y me llevé una grata sorpresa! Porque en el país dan bastante importancia al deporte: hay polideportivos fenomenales en las ciudades (no te pierdas mis aventuras en el de Medellín que te cuento en Tierras paisas), hay carriles bici por muchos municipios y encontré muchas carreras organizadas.

Me decanté por Reto Maja Hierro (El Janeiro, Buga) porque, además de ser un trail de 21K y celebrarse por la zona de entre Medellín y Cali, Ebert, el organizador del evento, me lo puso fácil desde el primer momento. Él no sólo me ofreció su casa para pernoctar y también manutención, ¡si no que me dio gratis el dorsal! Imposible resistirse a semejante oferta…

Con Fred en el Derrumbao

Fuí para allá el viernes, a pesar de ser el domingo la carrera. Me planté allí con la excusa de que abrían entrega de dorsales el mismo viernes y que me encanta el ambiente previo a la carrera y tuve tiempo para reconocer terreno y conocer a la gente. ¡Y acerté! Porque ese mismo día ya empecé compartiendo una pizza con voluntarios (compartir es un decir, porque después de que Libia, la madre de Ebert, me diera de cenar nada más poner un pie en su casa, no me cupo un bocado más). Al día siguiente, además de estirar las piernas con Fred por el Derrumbao (un mirador en Buga), estuvimos marcando la ruta por la mañana. Descubrí que los alrededores de El Janeiro (dónde pernoctaríamos, y dónde se celebraba la carrera) eran preciosos. ¡Y que la ruta sería más dura de lo esperado! Porque sólo marcamos un mínimo trozo y ya tuvimos que meter los pies en el río y pasar lodozales de barro. Eso sí, preciosa: tanto los paisajes, que no tenían desperdicio, como la cascada que pasamos, fueron bonitos.

Yendo antes de tiempo tuve ocasión de conocer a parte del grupo. Además de conocer a Ebert y Yari (su novia), balicé la ruta con Fred (con quien había corrido por la mañana), con Jefferson, con Natalia y con Yohanna. Pero después llegó mucha más gente: recogí mandarinas (para los avituallamientos) con Camilo y con Lucho, y compartí momentos con un montón de voluntarios más, ¡porque éramos como 50 en total!

En la cascada con Natalia y Yohanna

Y llegó el gran día. 21K, 1600+, ¡qué barbaridad! Tardé 3h22′ en cruzar la meta. Por el camino iba discutiendo en mi fuero interno si la ruta era más dura (3 cimas hicimos, me caí inumerables veces, pasé por cantidades ingentes de barro, hubo tramos en los que el agua del río me llegaba por la cintura, ¡y no había otro camino!) o más bonita (vimos todo el valle desde lo alto, pasamos cascadas, atravesamos bosques y colinas). Después de todo ésto, ¡llegué en cuarto puesto! No contaba yo con aviones colombianos 😉 Porque no estuve ni cerquita del tercer puesto… Aunque con ésto y todo, ¡me subí al podio por categoría (a veces, no me creo que pueda tener tanta suerte)! Y tuve serias dudas de con qué camiseta subirme al podio: con la que me habían dado de Reto Maja Hierro, con la de mi querido equipo de atletismo Myrmidons o con la de mi sponsor webempresa. ¿Sabes con cuál lo hice?

Después de la carrera el domingo fue muy relajado. Yo contaba con dormir esa noche allí, y al día siguiente partir para Salento, pero nos quedamos en El Janeiro, asique repentinamente mis planes cambiaron y ¡me quedé un par de días más!

El primero lo dedicamos Ebert, Yari y yo a hacer turismo en moto por la zona, conociendo los pueblos de La Magdalena, Alaska y La Habana. Hizo un súper día, ¡perfecto para correr por esos parajes! Tanto que hasta Yari se animó a hacerse conmigo un “paseíto”… El paseíto post-carrera consistió en una ruta de 10K, 470+, y el equipo corredor fuimos Yari y yo. Ebert nos hizo de coche escoba con moto (él sí que sabía en lo que consistía el paseíto). ¡Estos bugueños no tienen fín, madre mía aún me duelen las patas de recordar tanto el trail como el paseo! Pero bueno, nada que no se solventara con un arroz con leche: también hicimos por la noche una vuelta de reconocimiento en moto por Buga, donde además de ver los principales puntos turísticos, tuvimos tiempo para avituallarnos oportunamente.

El último día pude conocer Buga corriendo. Por la tarde fuimos a conocer el lago Calima (yo a conocer, los demás a repetir) con Pepe, el primo de Yari. Pero además de ver el lago (que por el frío que pasé me pareció que estaba en Escocia y no en Colombia y que en culaquier momento aparecería el monstruo del Lago Ness), hicimos una ruta culinaria. Probé en ese rato más cosas que en toda mi estancia en Colombia (y no fue lo único que comí). A saber: obleas (dos obleas que se pegan gracias al dulce de leche, queso, mermelada, cacahuetes y demás guarrerías que ponen en el medio), buñuelos (una masa de pan con queso), bofe (pulmón de vaca), aguapanela con queso (bebida dulce con queso tierno), masita con queso (masa de maíz con queso tierno) y abojarrados (plátano maduro con queso tierno).

En fin, estoy casi segura que el desgaste que me supuso la carrera está compensado con creces con como viví (y comí) esos días, pero de lo que no tengo ninguna duda es de que ¡voy a echar a estos chicos de menos! Ha sido un tiempo genial, y a partir de ahora, por todo esto y porque lucí su camiseta en el podio 😉 me declaro unilateralmente ¡una miembro más de Maja Hierro!

2 thoughts on “Reto Maja Hierro”

  1. Siempre bienvenida! Que se repita la visita, tu carisma y sencillez da para eso y más,que grato que hubiese disfrutado un poco de nuestro pueblo,nuestra carrera, nuestro grupo Team Maja Hierro!! Exitos es tus proximas aventuras, bendiciones mil.
    Alejandra
    Team Maja Hierro
    Buga, Colombia.

    Reply

Leave a Comment

Translate »