Relax y lujo en Uganda

7.369K corridos, 819 días viajando

Mi camino continuó rumbo a las Islas Ssese, unas islas situadas en el lago Victoria. Para los curiosos 😉 las islas se llaman así debido a la mosca del mismo nombre, que ha sido la culpable de evacuarlas en numerosas ocasiones.

Llegué en ferry y me gustó el ambiente. Pocos coches y jaleo, y gente muuuy simpática. En mi gesthouse especialmente, Brazilian Guesthouse, dónde me esperaba una casa regentada por mujeres. Helen, la dueña, era brasileña (por éso el nombre del sitio), y además de darme de comer siempre que podían (me debieron de ver con cara de hambre), me invitaron a ir a una misa pentecostal con ellas. ¡Madremía qué experiencia!

Palmeras que nacen del agua

La misa empezaba supuestamente a las 10 de la mañana. Siendo “african time”, como era de esperar, el cura no llegó hasta las 11. Empezaba con los testimonios: la gente se presentaba voluntaria para coger el micro y contar lo que le daba la gana (tipo esta semana me encontré una rata en mi casa el lunes, pero el martes me di cuenta de que se había ido ya), teminando siempre con un ¡aleluya!, fundamental. Además, lo contaban o bien en luganda (el idioma local) o bien en inglés, pero la mujer del cura (los pentecostales pueden casarse y tener, en este caso ¡8! hijos) era la que hacía las veces de traductora. Luego iban las actuaciones: había grupos que habían preparado o bien un baile o bien una canción (tipo festival de colegio), y era el momento de presentarlo. Al final de dichas actuaciones, acabábamos dando palmas y bailando todos 🙂 Y luego venían las lecturas, para lo cual era imprescindible que tuviéramos cada uno una biblia en la mano abierta por dónde tocara (a mi me dieron una, porque te puedes imaginar que no la llevo en la mochila, y menos mal que asombrosamente recordaba lo que me enseñaron en religión para buscar los pasajes). Y después de la misa de 3h, sacaron en el mismo sitio la comida. ¡Comilona! Claro, así sí que se entiende que la gente se quede hasta el final 😉

Y después de recorrerme la isla esos días de arriba a abajo corriendo, de ver incluso palmeras que salen del agua, partí rumbo al Bushbaby Lodge, de camino entre Kampala y Jinja (al este de la capi). Cuando llegué allí me recibieron 6 perretes que (yo en ese momento no lo sabía, y ellos creo que tampoco) se convertirían en incondicionales de mis carreras matutinas. ¡Los 6 y durante mis 15K! Esos días corriendo por los caminos me sentí, desde luego, como la reina de África con un séquito de peludo.

En Bushbaby LodgeEn Bushbaby Lodge

Pero no sólo eso me esperaba en el lodge, ¡también un montón de actividades! Durante esos días, y acompañada de Isaac (el guía, que venía cada mañana a por mí con una agenda de festejos diferente), pude:

  • Montar a caballo. ¡Lo hice todos los días! No me había dado cuenta de que lo echaba tanto de menos 😉 Me lo pasé genial, especialmente cuando Isaac y yo íbamos a hacer “reconocimientos del territorio”, que consistían en que imitáramos alguna de las rutas que yo había corrido con los perretes (el primer día, cuando me vió montar, consideró que no tenía que darme ninguna instrucción… Va a ser que ésto es como la bici, nunca se olvida del todo). Al que más monté fue a CJ, un caballo castaño que, como todos los demás era súper tranquilo y obediente: podían pasar a nuestro lado boda-bodas, bicis e incluso camiones que él ni se inmutaba.
  • Conocer la granja. Tenía vacas (que ordeñé, ¡menudo gustazo da!), burros, cerdos, gallinas (de las que recogí un par de huevos) y un huerto magnífico:maíz, fresas, col china, etc.
  • Conocer el bosque y sus pájaros. Es el circuito estrella en el lodge, porque la verdad es que no todos tienen un bosque dentro 🙂
  • Ver la puesta de sol en Banda Hill. Para llegar allí lo hicimos en bici, y llevamos unas mantas para sentarnos y unas cervecitas para no pasar sed. ¡Una puesta de sol muy sofisticada, no como a las que acostumbro!
  • Hacer rutas en bici. A pesar de que ésto lo he podido hacer ya por más sitios aquí en Uganda, ¡me encanta pedalear por estos caminos!

OrdeñandoOrdeñando

En definitiva, fue un tiempo genial el que pude disfrutar por allí. Tanto que me quedé 6 noches en lugar de 3, cómo había pactado al principio… ¿Será que me estoy volviendo rural?

 

 

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