Primeros pasos en la India: Jodhpur

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Nada más aterrizar en Delhi, tenía básicamente qué comprar un billete para ir a Jodhpur a juntarme con Rob, hacerme con una tarjeta de teléfono y cambiar algo de dinero, misiones fáciles en principio.

El contraste del metro qué cogí del aeropuerto a la ciudad comparado con el tren qué más tarde me llevaría a Jodhpur fue tremendo: cuando montas en el metro de Delhi no eres capaz de imaginar qué tipo de ciudad te espera, ya que está limpio, es moderno y fácil. Mi primera impresión de Delhi fue totoalmente opuesta :S

Con todo resuelto, me fui en directa a la estación, donde después de esperar me hice con una “cama” de las de la parte de arriba que por supuesto no era la mía: cuando llegó el propietario y me vió con todo esparcido le pareció más sencillo cambiarme el sitio 😉 Y tras unas cuantas horas de traqueteo y no pegar ojo en toda la noche, ¡llegué a Jodhpur!

Allí fui a primera hora al hostel a comprobar que Rob estaba despierto 😉 y después de convencer a un par de compis más del hostel, fuimos a visitar un fuerte cuanto menos impactante, dado que la construcción en sí recordaba a la peli de “El libro de la selva”, y a que desde allí te explicabas por qué llamaban a Jodhpur la ciudad azul. Completamos la visita turística yendo a un palacio no muy lejano, y además, después de reponer fuerzas, tuvimos oportunidad de ver el atardecer en un sitio precioso, y después visitar el mercado de las especias, donde entre otras cosas compraríamos provisiones para el bus del día siguiente.

En los jardines de Mandore

A la mañana siguiente, además de correr, pude pasear por el jardín de Mandore al norte de la ciudad, y contemplar un patio con una poza de agua donde al parecer mucha gente se tira desde las escaleras (aunque no coincidiéra con ninguna, es lo que cuentan). Por la tarde tocó coger el bus que en dirección a Jaisalmer, qué a pesar de ser largo tampoco estuvo tan mal 😉

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