Guatemala fue un gran descubrimiento: es un país menos explotado turísticamente que su vecino México, y también menos publicitado que otros lugares caribeños (como Costa Rica o Panamá). Así que si buscas algo más auténtico y salvaje, ¡estás de suerte!: Guatemala te va a encantar. El país está además plagado de naturaleza: tiene selvas, ríos navegables, playa e incluso volcanes. ¡Perfecto si eres amante del turismo activo!
Lo primero que has de saber es que te exigen para la entrada al país pasaporte, y aunque no pagas visa, sólo puedes permanecer 90 días (más que suficientes para explorarlo a fondo). Los 3 lugares que te propongo no te puedes perder si visitas Guatemala te consumirán unos 10 días de tu tiempo, pero no te preocupes si te quedas más: hay más cosas que puedes hacer por allí. En tiempos de Covid-19 (cuando yo estuve por allí), exigían además o bien PCR o antígenos con menos de 72h de antigüedad. Pero no te fíes: chequea los requerimientos que en tiempos de pandemia están en constante cambio.
A nivel logístico, te moverás en bus la mayor parte de las veces. Si eres de les que te gusta ahorrarte unos euritos irás en los parrilleros o chicken buses (los buses locales), pero si prefieres comodidad y aire acondicionado, hay también autocares bastante buenos. En cualquier caso: el transporte no es barato comparado con el coste de vida de por allí (te lo digo para que te vayas preparando) y el autostop no se lleva mucho.
Y la moneda que usan son los Quetzales, GTQ. Cuando yo estuve por allí, 1€ eran aproximadamente 9GTQ. En las ciudades en general aceptan tarjetas de crédito, ¡pero ojo: te suelen cobrar el 5% de comisión! Encontrarás también cajeros en casi cualquier población, lo que es casi mejor opción que cambiar dinero: en los bancos casi nunca te cambian Euros, y los Dólares dificilmente (revisan que los billetes estén perfectos, sin siquiera admitir marcas de doblaje).
Una ciudad preciosa y un volcán: La Antigua y el Acatenango
Si llegas por aire, vas a entrar en el país por la capi: Guatemala City (Guate para los locales). Mi recomendación es que directamente te saltes la visita y huyas hacia La Antigua (puedes ver mi decepción con la ciudad en ¿Guatemala o Guatebuena?). A tan solo 30K de la capi, esta bellísima ciudad (que es la antigua capital, que tuvieron que mover debido a los movimientos sísmicos que experimentaba) de estilo colonial me recordó mucho a San Cristóbal de las Casas (no te pierdas SanCris).
Puedes planificar tu visita y quedarte 3 días por allí. El primer día te recomiendo subir al cerro de la cruz: es un paseíto agradable y desde lo alto puedes disfrutar de las vistas de la ciudad. Otro día es casi obligatorio que deambules por las calles y las placitas, sin perderte el Parque Central. Y si eres amante de los cafés, restaurantes y bares modernos, ¡es tu sitio! Encontrarás muchos lugares interesantes (a nivel de restauración) por allí. Por último, no puedo dejar de pedirte que corras por allí una de mis rutas preferidas del país. Este track mola porque ves la city desde arriba, e incluye un tramito trailero. Son 16K, 395+ (pero no se hacen duritos, mira la ruta aquí).
Además, puedes pernoctar en uno de mis hosteles preferidos del país: The Purpose Hostel. Me encantaron especialmente su ambiente y su terraza. Es perfecto a nivel logístico: luz indivudual, cortinas, sitio para guardar (tanto locker grande como espacio al lado de la cama) y punto de luz.
Pero la visita a La Antigua, además de ser uno de los 3 sitios que no te puedes perder si visitas Guatemala, tienes que culminarla con un trekking a un volcán: el Acatenango. ¡Tendrás la suerte de ver de cerca el Volcán de Fuego, un volcán activo! La excursión es de dos días, durmiendo casi en la cumbre en tiendas de campaña. No te asustes, que no es muy dura (unos 6K, 1.300+ de ida) pero llegarás exhauste. Yo la organicé con Barco Expeditions La Antigua, todo un acierto por la relación calidad-precio (a mí me costó 300GTQ). Sea con esta compañía o con cualquier otra, el trekking te suele incluir el transporte de ida y vuelta desde tu alojamiento, las comidas, el guía y la tienda de campaña (que por cierto, no tienes que cargar con ella, porque está ya instalada arriba).
El maravilloso lago de Atitlán
Otro de los 3 sitios que no te puedes perder si visitas Guatemala es el Lago de Atitlán. Con un perímetro de un poco más de 100K y plagado de pueblitos con encanto alrededor, será un destino que no te dejará indiferente si eres amante de los deportes acuáticos. Y si no, no te preocupes, que tengo algún plan de secano para ti.
En primer lugar, llegarás a Panajachel. La población no tiene mucho interés, pero desde allí puedes tomar un bote hacia San Pedro de Atitlán. Es alrededor de media hora lo que tardarás, y te costará (si vas en la lancha pública, que es lo que yo hice) unos 25GTQ. Pero ojo, ¡que no sale hasta que no está llena!
En San Pedro, te voy a recomendar dos actividades muy deportivas. Lo primero: alquila un kayak y rema por el lago. Si no eres tan burre como yo (que calculé una ruta de unas 6 veces lo que pude remar, puedes verlo en Ceviches, kayaks y un trekking: el lago de Atitlán), te lo pasarás estupendamente e incluso te puedes dar un chapuzón. Otra de mis experiencias preferidas fue hacerme un trekking a la Nariz del Indio (un monte cercano). El paseo es fenomenal: verás el lago y San Pedro desde lo alto; y hay versión corta (sólo ascendiendo hasta el mirador). Puedes ver el track completo aquí.
Uno de mis hobbies favoritos por allí fue ir a ver pueblos. Además del cercano San Juan, puedes acercarte hasta San Pablo o a San Mateo. ¡Ambas visitas te consumiran, entre ir y venir al menos un día cada una! Así, entre trekkings, kayaks y pueblos, puedes reservarte mínimo 4 noches por la zona. ¡No te arrepentirás!
La Guatemala más acuática: Río Dulce y Lívingston
La última parada que te propongo completando los 3 sitios que no te puedes perder si visitas Guatemala es al este: Río Dulce y Lívingston. No son muy turísticos, pero bajo mi punto de vista es de lo mejor que vi en Guatemala (no te pierdas Lo mejor de Guatemala: Río Dulce y Lívingston). Si te apetece relax y descansar de ruinas y volcanes, ¡éste es tu sitio!
Lo natural es que llegues a Río Dulce, y aunque la ciudad tenga poco de interesante, es fundamental que llegues a ella para trasladarte en barca a Lívingston. El pase no es nada barato (120GTQ), pero bien merece la pena el pago. Es aproximadamente una hora de recorrido, que te dejará boquiabierto.
Una vez en Lívingston, te recomiendo te relajes, te des un chapuzón y una vuelta por la población. Lívingston, a pesar de no ser una isla, está sólo conectado al resto del país por mar, y por un sendero que no es fácil de recorrer ni en moto. Con lo cuál, resulta un sitio de lo más auténtico: tráfico rodado de sólo motos y tuktuks, exclusivamente restaurantes y tiendas locales y una población mayoritariamente negra (los garifonas). Los garifonas son negros procedentes de los esclavos que traían los españoles de África, y además de tener un lenguaje particular que nada se parece al español, se llevan bastante mal con los mayas.
Si te alojas por allí te recomiendo lo hagas en la Casa Rosada, porque además de encontrarme uno de los dormitorios más chulos que he visto (con vistas a la playa), tienes un muelle con un tejadito y hamacas. ¡Qué más se puede pedir!
Asique ya tienes plancha: próximo destino, ¡Guatemala!