Llegada a Albania: rakia, 4×4 y montañas

3.086K corridos, 378 días viajando

Mis primeros pasos por Albania no pudieron empezar mejor. Llegué a Shkoder desde Virpazar, al otro lado del lago Skodar (puedes ver mis aventuras por allí en mi post Mi lugar preferido de Montenegro). En el hostel al que llegué no tenían lavadora, ¡y yo lo que tenía era como una tonelada de ropa sucia!

Total, que como en esto de buscarme la vida ya empiezo a tener tablas, acabé en el hostel de enfrente (que estaba cerrado, pero ésto fue solo un mal menor) pidiéndole a la dueña (Alma) que me dejase utilizar la lavadora. El experimento no resultó nada mal: el tiempo en el que esperábamos la colada me invitó a rakia casero (un licor típico albanés, parecido al aguardiente). El que fueran las 10 de la mañana y no hubiera desayunado no fue impedimento de ningún tipo 😉 Eso sí, luego los 15K los hice ¡como un tiro!

Además de conseguir chupitos gratis, la gestión de la lavadora me dió para concertar con Alma lo que sería mi transporte hacia el parque nacional de Theth (en plenos Alpes Dináricos). El transporte en cuestión fue un albanés que no hablaba ni papa de inglés y que me hizo hueco en su 4×4 entre sacos de harina. Además de conducir estupéndamente, me llevó todo el trayecto con música con acordes moriscos (esque aquí en Albania son muy musulmanes) a todo trapo.

¡Y por fin llegamos! Bueno, después de una paradita de 20 minutos (nótese que el viaje total no llegaba a las dos horas) en un bar de pueblo en el que todos (hombres) fumaban como locos (por supuesto, dentro) y en el que no habían visto una mochilera en su vida; y después de que el conductor escupiera mil veces por la ventana (que debe ser aquí menester hacerlo cada 20 minutos, porque él no se lo saltó ni una vez); y después de casi atropellar a ovejas, vacas, cabas y toda la fauna local; y después de casi despeñarnos en más de una ocasión dado que la carretera estaba sin asfaltar. ¡Pero después de todo eso, por fin llegamos!

En el trekking de Theth a Valbona

El sitio era espectacular. Theth está en un valle por el que pasa un río (que también se llama Theth), con un paisaje que en ese momento ví con los colores del otoño y con las montañas como telón de fondo. ¡Me encantó correr por ahí! Y luego ver cómo los lugareños jugaban al Dominó, que básicamente es como en todos lados pero con unas fichas pequeñas y metálicas, que caben en una mano (grande de albanés, que no de albanesa porque aquí el Dominó es tarea de hombres).

En los alrededores de Valbona

Al día siguiente partí hacia Valbona, y el trayecto no me decepcionó (ni a nivel de exigencia ni a nivel paisajístico). Fueron más de 20K con desnivel, ¡que merecieron mucho la pena! Allí me alojé en un hotel cuya habitación con media pensión me costó 12€ la noche. ¡Asique me quedé 2! Y aproveché a zospar también un día más por los alrededores.

Y me volví por donde había venido (literal). Con mucho mucho frío pero llegué a Theth. Y menos mal que no decidí ampliar mis andanzas por allí un día más, ¡porque al día siguiente nevaba! Pero bueno, no me quejo porque me recogió el mismo transportista de vuelta a Shkoder (¡diversión asegurada!), dónde cambiaría su 4×4 por un bus hacia Tirana. ¡A ver qué me depara la capi!

Llegando a Valbona

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