Lima Wild Trail y CAR Huaraz

6.279K corridos, 718 días viajando

Para no variar, cuando llegué a Perú fiché un par de carreritas que me podían cuadrar por tema de fechas, y me puse en contacto con las organizaciones. ¡Al final me decidí por Lima Wild Trail! Un trail de 21K que prometía, cercano a Lima y cuyo organizador me lo puso muy fácil. ¡Apuntada!

Para no dejar de lado a la familia 😉 aterricé en casa de Golo (a quién conoces de Vida social en Lima) y pasé con él los días previos a la carrera. Hubo risas, visitas al centro e incluso un intento de tortilla de patata por mi parte (fallido en esta ocasión, pero que comimos). Nos lo pasamos estupendamente, y compartimos más de un postre.

Y llegó el gran día. Dicho sea que no entrené específicamente para ello (si bien es cierto que mis 15K diarios algo ayudan, aunque en esta ocasión, entre la bici en El Valle Sagrado y el Tour del Salkantay no había corrido mucho que digamos), y que llegar me costó más de una cancelación de Uber (no sé qué me pasa en Lima con la app)… ¡Pero hubo triunfo! ¡Me subí al cajón como primera absoluta!

Primer puesto en Lima Wild Trail

No obstante, queda decir que el podio me costó lo mío. A pesar de transcurrir la carrerita por unos parajes que prometían ser bonitos por Pachacámac (pero que con la bruma apenas aprecié), la que quedó tercera me dió mucha guerra: al principio me adelantó, y cuando la adelanté en la primera subida (la carrera contaba con un desnivel de 1.600+), creí vencer. Pero nada más lejos de la realidad: me pasó en la bajada (tan técnica que muchas veces bajé literalmente con el culo a modo de tobogán) y según iba ya perdí esperanzas de cogerla.

¡Pero hubo suerte! Porque en una de las subidas, y a pesar de que me perdí un par de veces, la pasé y ya no me cogió más. ¡Eso sí, llegué y ya no me pude mover el resto del día!

En plena carrera

Y lo bueno de la competición fue también el post. Pude compartir (más de) una cervecita con la gente, y conocí a los organizadores de otra carrera que me ofrecieron plan para el 4 de diciembre. ¿Caerá carrera en la selva?

Y por si moscas, me fuí a Huaraz. Allí básicamente lo que hice fue correr con gente local y que me habían recomendado en la carrera: Johnny, Emerson, Misha y Fer. ¡Me lo pase de lo lindo saliendo a las 5 de la mañana todos los días! Eso sí, me dieron buenos repasos, y me pusieron muy en mi sitio después de mi trofeo en la capital 😉 ¡Pero es lo que tiene, intentar correr con gente que vive a más de 3.000msnm!

Pero correr no fue lo único que hice por allí: coincidí en el hostel (a propósito) con la pareja de chilenos, y con un chico vasco, Santi, que había conocido en Lima y estaba allí de voluntario. Además, allí también voluntarieaba Pau, de orígen castellonés. Compartimos, además de la última cena (para no variar, que estos chilenos siempre están invitando a todo el mundo), algún trekking (en el que cayeron 4 gotas y yo me dí la vuelta, como una princesa, para no mojarme), y ¡me inicié a la escalada boulder! A diferencia de lo que había hecho antes, que puedes ver la última vez en Guajaca (Oaxaca), esta modalidad tiene de particular que en vez de ir agarrado con un arnés y una cuerda, vas libre, y pones unas colchonetas plegables en el suelo (el crash). ¡Eso sí, revienta lo mismo!

A ver si hay suerte y vuelvo a coincidir con estos chicos, que son muy buenos compis de montaña, ¡y de cenas!

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