7.237K corridos, 806 días viajando
Mi paso por Kampala prometía ser breve, ¡pero no lo fue! ¿Estaré llegando a la madurez viajera?
Resulta que el mismo día en que llegué, y salí a correr, me encontré a Lillian. Ella, local de Kampala (aunque eso yo aún no lo sabía) iba también con outfit de runner, y con una camiseta de los Hash House Harriers (un grupo de corredores que yo descubrí en Kathmandu, reléelo en HHHH – A beer club with a running problem). La paré al instante para preguntarle si sabía lo que era esa camiseta (aquí hay que andar con cuidado, porque muchas veces la ropa es “heredada”). La respuesta fue inminente: no sólo sabía lo que era la camiseta, si no que ella formaba parte de los HHH de Kampala. ¡Bien! Me invitó a juntarme con ellos el lunes, en su reunión semanal.
Dispuesta pues a pasar por la capi el finde, me apunté a hacer un free tour (Kampala Free Tours) ¡Ahhh me encantan los free tours! Éste fue especialmente bueno porque fui sola con Steve, que me enseñó un montón de cosas interesantes de la ciudad: la universidad, uno de los slums más grandes de la city, el mercado de comida Nakasero (con puestos de comida de mil colores al aire libre), el templo hindú, la antigua estación de minivans (que impresiona por el tamaño) y el mercado de segunda mano de Owino (que presume de ser uno de los más grandes de África).
Con Steve en el free tour
El lunes quedé a las 4 con Lillian, que me vino a buscar en un boda-boda para acudir a la cita. Allí empecé a conocer a todos los corredores (¡todos locales menos otra muzunga como yo!). No voy a contarte otra vez las normas de los HHH como te las conté en mi post de Nepal 😉 pero lo que sí que te cuento es que nos pusimos a correr y ¡madre mía qué lento corrían! Yo fuí todo el rato con Lillian, que era con diferencia la mejor de las chicas. Pero a pesar de eso, tardamos nuestra buena hora y media en cubrir una distancia de ni 10K.
Pero, como bien dice el lema de los HHH, lo más importante no es el running, si no el beering de luego 🙂 Y menuda montaron: además de cerveza, pudimos disfrutar de una cena local estupenda.
Al día siguiente me junté con Joseba, con la intención de conocernos para preparar juntos el viaje de un grupo de turistas que venían de España (en su día contactamos para que, a cambio de publi de su sitio en mi Instagram, tuviera las actividades a precio muy reducido). El encuentro fue muy bien, pero yo tengo la teoría de que me envenenó (o me sentó mal una de las 100 cervezas que me bebí esa noche), porque al día siguiente en lugar de partir hacia las islas Ssese como planeaba, me tuve que quedar abrazada a la taza del váter 😉
Y así pasé mi tiempo por Kampala, sweet Kampala, ¡casi una semana de vida urbana!
Cuidado con los free tours… No Dan información muy fidedigna, no son titulados y no son free… Al final suelen pedir propina descaradamente y no pequeña…
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