Hippie Christmas

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Aunque me costó más de lo previsto en materia de fechas, ¡el 23 de diciembre llegué a Mavrovo! El sitio prometía unas Navidades tranquilas y caseras: Anette y Vincent me esperaban en una casa en medio de las montañas con la estufa encendida.

El sitio era espectacular, perfecto para amantes de la naturaleza. Mavrovo National Park rodea al lago Mavrovo, que es una presa pero engañaría a cualquiera. Además, en una de las poblaciones había incluso pistas de esquí. Eso sí, ni las pistas estaban abiertas y el lago dejaba ver una iglesia supuestamente inundada… ¡Cortesía todo del calentamiento global!

Trekking blanco

Nuestro calendario navideño de actividades se componía de:

  • Tardes de cocina. Básicamente Vincent cocinaba algo generalmente elaborado (las sopas eran su especialidad), yo me dedicaba a hacer ensaladas (tengo a éstas alturas un máster en ellas, porque mayormente es de lo que me alimento) y Anette era la encargada del té (que ella solía hacercon improvisando con algunas hierbas silvestres). Pero ojo con nuestras peripecias culinarias, ¡que hicimos incluso pan y galletas! ¡Ni en la granjaescuela de pequeña me lo pasé tan bien cociando!
  • Juegos variados. En la alfombra del salón jugamos a varias cosas (al stop entre ellos, ¡rejuvenecí como 20 años!) y realizamos actividades manuales: escribimos 13 deseos en papelitos, de los que quemamos uno por cada noche con la promesa de quedarnos el último y hacerlo realidad (tengo la bolsa con los restantes para ir quemando, veremos a ver cómo me las apaño porque tiene mucha pinta de que se me va a olvidar más de uno).
  • Movie nights. La cartelera se componía de pelis de Anime. ¡Cómo molan las pelis de dibujos!
  • Actividades deportivas como correr (eso lo hacía yo sóla) y trekkings. Hicimos un par de ellos interesantes, y en uno incluso tuvimos un escenario blanco: ¡el día 25 la Navidad nos regaló una nevada espectacular!
  • Jugar con un perro callejero al que llamábamos Johny. Ésto era tarea de Vincent, que se pasaba las horas muertas intentando educarlo. Pero Johny no parecía progresar mucho en sus aprendizajes, y mordía (jugando) a todo el que se ponía a tiro.
  • Hacer y escuchar música. Anette (entre otras cosas como un paracaídas) tenía un ukelele entre sus pertenencias con el que practicaba. ¡Y con él grabamos incluso una felicitación para una amiga suya!
Tarde de actividades navideñas

Además, a destacar: ¡casi quemamos la casa! Se nos olvidó una vela encima de una de las estufas y claro, cuando se consumió… ¡Menos mal que por ahí estaba Vincent y sofocó el fuego con una de las sábanas (que por supuesto luego nos hicieron pagar)!

En fin… ¡Unas Navidades que me va costar olvidar! Eso sí, en materia de regalos, he triunfado: Anette me regaló una muñeca diminuta que si piensas un deseo y la pones debajo de la almohada antes de dormir, ¡se cumple!; y Vincent unos calcetines de lana, ¡los mejor que tenía de entre los suyos!

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