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Y crucé a Zimbabwe. Sin pena ni gloria, aunque sí con un poquito de estrés: los de la marca Infinix Zambia me habían prometido un móvil que, tras mucho apretar, me darían el mismo miércoles (el día que tenía pensado cambiarme de país). Lo conseguí tan a última hora que ¡fui a recogerlo a la tienda con la mochila en la espalda! ¡Regalazo de móvil: mucho mejor que el que “perdí (no te pierdas Livingstone de nuevo)! Una entrada así en el país no me podría reportar nada que no fuera bueno…
Primeros pasos por Zimbabwe
Para empezar, ver acompañada (de Kale, una viajera sueca que conocí al otro lado de la frontera), las cataratas. Tercera vez que las veo, no te pierdas la primera en (Lusaka y) Livingstone, pero no me canso, no. Esta vez, desde otro ángulo y mucho más cargadas de agua. ¡No me defraudaron!
Seguí un par de días más por Victoria Falls, en los que me dio tiempo a ver de nuevo elefantes corriendo, y puse, también con Kale, rumbo a Bulawayo.
Las Cataratas de nuevo
Me sorprendió lo buena ciudad que es. La segunda del país y está estupenda: organizada, con parques y avenidas, y poco tráfico. Pero es que no se me mete en la cabeza que Zimbabwe es un país bastante desarrollado y seguro: lo demuestra su alto nivel de precios (y que aquí hablan dólares). ¡Tendré que seguir recorriéndolo a ver si así se me queda!