Bye bye Nepal

392K corridos, 58 días viajando

Desde la mañana del viernes 29 (cuando volé a Delhi), un sentimiento extraño, como de nostalgia me invadió, pero no fue hasta que, sentada de nuevo en un asiento de Air India me di cuenta y empecé a ser consciente de que lo generaba que la primera etapa del viaje había terminado.

En un primer momento, eso me entristeció :S Antes de despegar empecé a dudar… ¿Volveré por aquí? ¿Tengo que decir adiós a Nepal para siempre? ¿Veré de nuevo a los amigos qué he hecho? ¿Qué me ha quedado por hacer? Son preguntas que me generaron sensaciones no muy positivas (angustia, incertidumbre… Miedo en definitiva).

Pero después, empecé a ver con otro cristal la película 😉 ¡India me esperaba! Un país increíblemente grande y diverso en el que al menos todo el mundo coincide en algo: es muy muy intenso 😉 ¡Y encima por allí ya tenía planes con gente conocida! ¡¡Vivaaaaaaa!!

Para sellar capítulo Nepal con una sonrisa (además de con alguna que otra lagrimilla, que esto del viaje me está volviendo una sentimental), me gusta recordar los sitios increíbles que había conocido: Pokhara (la maravillosa ciudad de montañeros y hippies que me atrapó), Annapurnas (mi primer contacto con los gigantescos y nevados Himalayas), EBC (la ruta de trekking más larga, alta y bonita de mi vida), Chitwan (donde pude hacer una foto del culo de un rino), Bandipur y Lumbini (pueblos rurales de Nepal que me dieron tiempo para mí), el Valle de Kathmandu (donde le di caña a las carreras y a la bici) y la propia Kathmandu (con miles de entretenimientos diferentes y con el hostel Artmandu, mi “casa” en Nepal).

Por último, quiero agradecer el tiempo que he compartido con la gente de allí: a Stan, que fue la primera persona que corrió conmigo; al grupo de israelíes que me hice en Annapurnas (Offen y Gen me acompañaron un poco más de tiempo tanto en Pokhara como en Kathmandu), al grupo de gente que conocí con Tuko en EBC: Rob, Holly (con quienes además del trekking he podido pasar más tiempo después), Dave y Sandi y posteriormente Lior; a Gabi (que además de pertenecer a la familia de Artmandú fue mi compi de pedaleo por el Valle de Kathmandu), a toda la gente que ha corrido conmigo (Jimi, Bradley, David, Nick y Adam); a la gente del Artmandu (Marlene, Marcos, Dani y Amid). Y… ¡gracias Tuko!

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