8.827K corridos, 958 días viajando
Después de mi última estancia en Paje acompañada (no te pierdas Nuevas experiencias en Zanzíbar) partí con Clemente rumbo a Stone Town. Él regresaba a Dar es Salaam y yo aprovechaba parte de su taxi, para luego seguir en un par de dala-dalas (¿te habías pensado que ya me había vuelto señorita y no cogía transporte público?) y llegar a Kiwengwa, otro paraíso al este de la isla.
Piscina Mvuvi Boutique Hotel
Allí llegué a Mvuvi Boutique Hotel, un remanso de paz con una piscina enanita pero muy apetecible. Pasé 3 días al solete disfrutando de playa y vida tranquila, para despedirme bien de las playas zanzibareñas.
Mvuvi Boutique Hotel
Y de nuevo hice la mochila, rumbo a Stone Town (que parece que me está gustando, es la tercera vez que paso por allí). Entre otras cosas, tenía que despedirme de Carmen y Diego, enseñar la city a Clemente (que se volvió a venir para pasar el finde) y hacer otra actividad nueva: paddle surf.
Paddle surf
Lo primero que hice estando por allí fue experimentar lo nuevo: 2 Winds Paddle Sports me había invitado a hacer una excursión en tabla por los manglares, que ¡vaya si aproveché! La verdad es que el manejo no tiene mucho misterio (es sencillo, parecido al kayak), pero aún así no me libré de un par de chapuzones. Y sin duda, lo mejor de la experiencia fueron los guías: Fun y Stephano, que además de enseñarme el manejo básico, no pararon de hacer bromas y me llevaron por una ruta chula que recorrimos navegando entre los manglares, ¡con playa y baño incluidos!
Despedida
Respecto a la despedida, además de Carmen y Diego; Miguel, otra Carmen y su hija Abril (amigos de la pareja que visitaban la isla) se nos juntaron a tomar unas chelas. No fueron demasiadas 😉 aunque sí emotivas: espero ver a la pareja por España cuando regrese.
Como no fueron demasiadas (la última vez con ellos ya me pasó factura para muuuuuucho tiempo), la resaca me permitió al día siguiente enseñarle la city a Clemente, corriendo por un lado, y buscando las mejores cafeterías por otro.
¡Y se acabó Zanzíbar! Eso sí, me fui con una placa del último hotel que me acogió en la isla, Garden Lodge, agradeciendo haber pasado por ahí. Walid (el propietario) quiso tener el detalle conmigo, y a pesar de haberlo preparado todo el fin de semana, tardó un poco en organizar la entrega. Resultado: Clemente y Osman (el taxista que nos recogía para ir al aeropuerto) esperando a la influencer galardonada :). El timing africano y el horario suizo casi casi entran en conflicto (creo que a estas alturas no hace falta que te explique por qué), pero no llegó la sangre al río y pudimos terminar la etapa zanzibareña con muy buen recuerdo. ¡Ciao ciao bonita!
Con la placa del Garden Lodge
Clara, se te ve estupenda, siempre, siempre, sonriendo!!
Oleeeeee Mon!!! Qué bueno leerte por aquí :):) Nos vemos prontoooo y un besazo
(Oye, corredora: te sugiero que hagas una lista ilustrada de los transportes públicos y privados africanos que usas, porque lo que soy yo, me pierdo totalmente y debe pasarle a más de uno. Cuando dices BOA-BOA no sé si es un motocarro, un triciclo, un minibús, una camioneta pick-up o una serpiente doblemente grande).
¡A por los 1000 días corriendo!
¡¡A por los 10.000 km por el Mundo!!
Jajajajjajaj toda la razón!!! Y más todavía cuando aluden a lo mismo en más de un término: boda-boda y piki-piki son mototaxis (una moto que te lleva atrás) en Uganda y Kenia; y en Tanzania respectivamente;)