Back on the road

2.018K corridos, 237 días viajando

¡Qué ilusión, ya estoy otra vez en ruta! Aunque no voy a mentir, ¡me ha costado mucho mucho despedirme de la isla! Me llevo el recuerdo de sus playas (y los deportes acuáticos), de sus rutas corribles (y los entrenamientos, retos y burradas que por ahí zospé), de sus restaurantes locales (y los tailandeses que los regentaban, que apenas hablan inglés) y de sus puestas de sol. ¡He sido muy feliz en Ko Kut!

En el pantalán de Siam Beach

El martes por la mañana cogí un barco rumbo al puerto de Trat, para acto seguido “saltar” a un coche de unos simpáticos tailandeses que accedieron a llevarnos a la ciudad (gracias a Ferran, que le echó morro y lo pidió con la esperanza de ahorrarnos el taxi). ¡Se portaron de lujo: nos acercaron incluso hasta la puerta del hostel! Era ya un viejo conocido, donde la dueña nos hizo precio en nuestra visita anterior a la ciudad 😉

Pero no sólo tuvimos esas dos alegrías presupuestarias: esa misma tarde, dándonos una vuelta, Ferran se encontró un fajo de billetes tirados : ¡32.000THB, más de 900€! ¡Qué suerte! Eso sí, jajajajajajaj las cervezas de celebración se pagaron del fondo las primeras y fueron cortesía de un amigo que nos echamos en el hostel las segundas 😉 Aunque ha decidido qué va a hacer con parte del dinero: ¡va a comprar unas bicis con las que recorreremos Thailand, y la mía incluída! ¡Vivaaaaaaa!

Sin embargo, no todo fueron alegrías: al ir a la estación de buses ya nos avisó la dueña del hostel que teníamos que llevar mascarilla. ¡Era la primera vez que me la ponía, parece mentira! Con lo acostumbrada que está la gente ya en España. Además, ya en la estación de buses, de bastantes malas maneras (como si fuéramos infectados), nos dijeron que no había bus a Bangkok, y que había que coger un taxi hasta Chanthaburi :S Mi presupuesto no da para taxis 🙁 Asique pensamos que la mejor manera de llegar era hacer autostop, después del éxito del día anterior.

Al día siguiente, después de correr con sensaciones buenísimas (no sé si por ver ruta nueva, porque rodee un lago precioso o porque fui por un carril bici dónde no paré de ver a tailandeses haciendo deporte), nos envalentonamos pues llevando un cartel escrito a rotu, cortesía de la hija de la dueña del hostel, que decía “Vamos a Chanthaburi” dispuestos a hacer dedo. Sin embargo, de camino nos cogió una pick-up que nos llevó a la estación de buses desde donde salían minivans por sólo 80THB. En fin, el caso es que ¡casi casi hacemos otra vez autostop! Seguro que tenemos más ocasiones 🙂

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