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Día 0 – Briefing
Sobre las 10 de la mañana llego el coche de Michael (con quién habíamos organizado el trekking para subir el Kilimanjaro) cargado de buena gente: venían mis hermanos Tuko (a quién conoces por lo menos de otra ascensión, EBC/1) y Jime (de quién te acordarás, entre otras cosas de la MM que hicimos en India, 22.097m) acompañados de sus parejas: Natalia y Carlos.
Empezamos con un briefing de lo que sería la expedición de las jornadas siguientes: el trekking de Lemosho. Después vino la parte complicada: la revisión de las mochilas. A pesar de que creo contábamos con mucho menos material del requerido, conseguimos ahorrarnos unos dólares distrayendo la atención de los guías mientras revisaban, pese a que Jime lo puso difícil: los nervios y el respeto a la ascensión hicieron que quisiera incluso someterse a una segunda revisión, pensando (imagino) que el material sería el que a más de 5.000msnm le librara del mal de altura 😉
La tarde se nos lío un poco más de lo previsto en Moshi, y volvimos al lodge guiados por mí y mi Google Maps con tan mala suerte que me confundí de nombre del destino (en lugar de ser The Comfy Home era The Comfy Kilimanjaro, no me digas que no da lugar a confusión), así que nos tocó atravesar la ciudad por segunda vez de noche y hacernos andando más kilómetros de los que tocaban. ¡Anyway, no no nos quejamos demasiado (sólo Tuko me abroncó por él y por todos sus compañeros) porque paramos a repostarnos unos chapatis que nos supieron a gloria!
Primera etapa
Día 1 – ¡Por fin arrancamos!
Y llegó el gran día. Nos recogieron a las 9 (generosas/africanas) y partimos en un bus con toda la tropa, pasando previamente por el lodge de vuelta (a Natalia se le había nada más y nada menos que ¡olvidado la mochila!). La tropa la componían 3 guías (Shanga, Tarimo e Isaac), 1 camarero (Inocent), 1 cocinero (Mama) y ¡13 porters! Porque a pesar de que Tuko y a Carlos se negaron a dejar que les llevasen la mochila; el campamento, la comida, el agua y todos los bártulos necesarios se tenían que subir de alguna manera.
Inicio de la expedición
La primera etapa sería un aperitivo de lo que seguirían los dos siguientes días: un paisaje de rain forest precioso. Además, también descubriríamos lo que sería nuestro campamento a partir de entonces: a las tiendas individuales se le unía otra de comedor-salón dónde a partir de entonces compartíamos todas las veladas. Pero no todo eran buenas noticias: ¡desde el primer día pasaríamos un frío horroroso! Y a pesar de tener todo montado, las cremalleras de las puertas nos darían inevitablemente dolor de cabeza a todos (¿era eso o el mal de altura?).
Día 2 – ¡Ready for rock & roll!
Amanecimos en Big Tree (2.650msnm) y empezamos ruta hasta Shira Camp II (3.900msnm). La etapa era doble, y afloraron los malestares: al pobre Carlos los 13 kilazos que llevaba en la espalda le dejaron baldado.
También comenzaron por entonces las discrepancias de outfits: Tuko se empeñaba en ir en pantalón corto e incluso sin camiseta, creando expectación entre otros grupos, mientras Jime y Nata se pusieron desde el segundo día toda la ropa que tenían para cumbre (Jimena por supuesto perfectamente combinada de colores y Natalia tras haber perdido y encontrado la mayor parte de su atuendo).
Día 3 – ¿Mal de altura?
Carlos empezó el día mucho mejor que lo terminó el día anterior, y caminamos hasta Lava Tower (4.680msnm) una ruta fantástica, con paisajes de oscura roca volcánica que a más de uno nos recordaron a Lanzarote.
Conquistando etapas
Eso sí, a pesar de hacer la aclimatación “por el libro” y dormir a 3.950msnm en Barranco, a mí la etapa me pasó factura: me dolía la cabeza, tenía malestar estomacal y un cansancio tremendo. ¿Mal de altura?
Día 4 – Trekking de supervivencia
Esa mañana yo ya amanecí mejor: ¡incluso con hambre! Pero Natalia había pasado una noche fatal, y Carlos tampoco estaba muy allá.
A pesar de eso, fuimos capaces de completar 2 etapas en el mismo día, llegando a dormir a Barafu Hut (4.735msnm).
Cómo llegamos con tiempo, decidimos echar una partidita de cartas con Inocent, y aprendimos un juego nuevo que lamentablemente no podremos seguir disfrutando después de separarnos de la crew: consistía básicamente en seguir las reglas que a cada momento se le iban ocurriendo a Inocent. Por supuesto, perdíamos siempre.
Summit day
Día 5 – Summit day
El día de hacer cumbre nos levantaron a las 2.30 de la mañana después de no pegar ni ojo la mayoría. Con un café entre pecho y espalda, toda la ropa posible y los frontales en la cabeza empezamos la ascensión.
Coronamos. Y coincidimos en que fue de los momentos más duros de nuestra vida. Estuvimos de acuerdo en que nunca más haríamos una burrada así.
Pero lo hicimos y llegamos, unos mejor que otros: Carlos empezó con un dolor de cabeza que unido a otros síntomas terminó por ser un mal de altura en toda regla. A Jime y a mí nos tuvieron que literalmente empujar tanto el té que nos dieron en Stella Point (a 700m de cumbre) como a nosotras mismas para llegar al cartel de 5.895msnm. Natalia lloró, prácticamente desde que se puso las botas hasta que se las quitó; y Tuko en la cima hizo tonterías: 10 flexiones y pretender dormirse 10 minutitos de siesta.
¡Cumbre!
Así que, en vista de nuestro estado, nos bajamos pitando al campamento de Millennium, a 3.700msnm. Allí se nos quitaron los males de altura, pero no el susto ni el frío :S
Día 6 – Cumple y fin de fiesta
Pero todo al día siguiente mejoró (después de 11h de merecido sueño). Para empezar, ¡era mi cumple! Que me festejaron dándome una sorpresa, ¡con tarta y champán! Mi gente se preocupó de anunciar la fecha y el personal de la expedición no tardaron en “organizar” a la africana un fiestón (después de confundirme con Jime y darle a ella la tarta se lo curraron de lo lindo cantando y bailando). Es un recuerdo que tardará mucho en borrarse: un cumple como ese no había tenido en 37 años 😉
Fiestón de cumple
Y con las mismas salimos del parque ese día. Y como habíamos pagado 7 días y coronamos en 6, tuvimos que volver a Moshi un día antes de lo previsto, tras mi consiguiente cabreo (habíamos pagado una pasta). Pero hay que decir que esa noche la cena, el hotel y las birras (que todo sea dicho, me hubiera tocado pagar) corrieron a cuenta de nuestro querido Michael 🙂
Kili
Desde luego, aquí si hay que decir que fue UNA CELEBRACIÓN POR TODO LO ALTO. Difícil de superar, al menos en metros-arriba.
Madre mía, menos mal que no me enteré sobre la marcha, porque estaba intranquila, pero hubiera estado en la lámpara coronando mis buenos 2,80 m de techo de la habitación!!!
Mamá
Jajjajajjajja! Pero mamá si al final no murió nadie 😉