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¡Ya tenemos nuevo compañero de viaje, el río Mekong! Desde Amnat Charoen llegamos a Mukdahan, y desde allí las siguientes etapas han sido con el río a nuestra derecha.
A That Phanom, una ciudad en el medio de una etapa, llegamos un día agobiados de calor, y vimos un hotelazo con piscina infinity y abierta (aunque no al público). Y allá que fuimos. La técnica: sacar el bikini de la alforja, y cambiarse en los vestuarios. Al mínimo ruido que diera que pensar que estaban riñiendo al compañero, la estrategia sería irse de bomba a la piscina (estrategia cabe decir no consensuada con el compañero). Pero tuvimos suerte y final feliz: nadie nos pilló y pudimos darnos un buen remojón con ducha de vestuario incluída.
Pero ese día no todo fueron palabras bonitas: por la noche se nos pinchó el colchón y tuvimos que mal dormir clavándo cadera en el suelo (de una iglesia, por cierto, que nos acogieron porque aquí en Asia da igual de qué religión sean: al forastero siempre lo acogen).
Al día siguiente me levanté cabreada, y terminé la etapa prometiéndome un par de días en un hostel. Tocó uno baratito (bueno, más que tocar, ya me encargué yo de trillar la zona), correr por la mañana y descansar, ¡que falta me hacía!