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El planazo que me esperaba en Chirundo no me lo podía ni imaginar. John había conseguido que nos invitaran a una excursión de 4 días y 3 noches en canoa por el río Zambezi. ¡Desde luego el plan prometía!
Llegamos a Chirundo sobre la 1pm, después de iniciar nuestra combinación logística (un par de buses) a las 5am. Allí nos recogió un driver para ir a Breezers Lodge, donde Denis nos esperaba con sus 3 perritos. Bañete en la pisci, cena para recargar pilas y al día siguiente, ¡rumbo al Zambezi! Nos habían preparado en el hotel, con su propia compañia, River Horse Expeditions, la excursión que empezaríamos al día siguiente.
Expedición en canoa
Salimos literalmente del muelle del Breezers Lodge, con 3 canoas cargadas hasta los topes (llevábamos todo el equipaje en sus lomos). Inicialmente la expedición la formábamos CB y Evan (el guía principal y su asistente), Rob y George (una pareja inglesa que estaba viajando unos meses como pre-luna de miel) y John y yo.
La ruta empezó con el contratiempo de que yo a los 20′ decidí bajarme de la canoa para empujarla, porque se quedó varada en un banco de arena, tras lo que CB inmediatamente disolvió nuestro grupo y me puso en su canoa. ¡Resulta que el Zambezi está lleno de cocodrilos, y que lo que hice fue una temeridad!
Elefantes por el Zambezi
Pero pasado ese trago, la ruta no hizo más que mejorar: vimos una familia de elefantes y nos acercamos tanto que a mí incluso me dio respeto. ¡Fue increíble verlos de tan cerca!
Sentamos bases para lo que sería la rutina de esos días: remar y paradita para comer (con siesta incluída) y luego seguir remando hasta llegar a dónde montábamos el campamento cada día. Las comidas consistían en algo simple que nos cocinaba CB, ¡qué siempre nos sabían riquísimas!
En el campamento
Además de los elefantes, esa tarde vimos hipos, un cocodrilo y muchos pájaros. Disfrutamos del atardecer al tiempo que montamos el campamento, toda una experiencia logística 😉 Encima, esos días hubo luna llena, por lo que el campamento estaba súper iluminado por la noche… A pesar de recordarme mucho la expedición a lo que hice en India (En camello por el desierto), ¡las noches no tenían nada que ver!
Además, cambiamos radicalmente nuestros horarios: cena a las 18.30 y a la cama (al colchón, que además nos servía de cómodo respaldo a la hora de remar) a las 20.30. ¡Pero a las 6 de la mañana estábamos de nuevo en pie!
Hipo y elefante
El segundo día se nos unieron a la expedición una pareja de suizos que estaban de vacaciones, Nicole y David. ¡Y de nuevo tuvimos mucha suerte a la hora de ver animales en el río! No paramos de ver elefantes, hipos, búfalos y algún que otro cocodrilo. ¡Increíble!
Los 4 días de la expedición se pasaron tremendamente rápido, y a pesar de que no nos duchamos ninguno de los días (bueno, un bañete en el río bajo la supervisión de CB que convalidó como un duchazo en toda regla), no tuvimos ninguna pelea y volvimos todos tan amigos 😉 Fue al final una sensación agridulce: nos despedimos, que eso siempre da algo de pena, de una actividad que nos había entusiasmado, ¡y que repetiré en cuanto me sea posible!
Despedida de las canoas