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Después de dar muchas vueltas y de muchos cambios 😉 conseguí plantarme en la fundación Vicente Ferrer. Me había animado a ello mi tía Ina (hermana de mi padre) y más de un viajero español que me había encontrado por el camino.
La fundación está situada en Anantapur, una ciudad del centro de India que se caracteriza por la pobreza y la sequía. Vicente Ferrer (primero a través de la orden de los jesuítas y después como secular por su cuenta y con su familia) construyó allí desde 0 lo que ahora son hospitales, escuelas e instalaciones deportivas entre otros. La fundación se organiza en proyectos con mujeres, educativos, sanitarios, ecológicos y formativos.
El Campus es la instalación central de la fundación, y allí como visitante es donde pernoctas y comes (todo gratuíto y estupendo: ¡comí hasta gazpacho!) Además allí tienes la ocasión de compartir y conocer a otros miembros de la fundación (voluntarios y trabajadores).
El primer día, en el desayuno, me junté con un grupo muy animado de voluntarias de comunicación, con quienes iría al día siguiente a ver atardecer en un monte precioso cercano (Bucaraya).
El primer proyecto que vi fue el hospital de Bathalapalle, que me impresionó mayormente por la cantidad de gente a la que daban servicio. Tampoco es que sea muy experta en la materia, pero me pareció un edificio muy bien acondicionado (aunque muy indio en esencia: había hasta árboles para colgar las cunas), enorme y con muchísimas secciones (había hasta escuela de enfermeras).
Por la tarde, ya con otros visitantes, fuimos a ver el proyecto Mujer a Mujer, donde nos recibieron una treintena de mujeres en sari y con una flor en la mano para nosotros. Nos agradecieron nuestra visita mucho, y entre cantos y preguntas, nos contaron que con el programa, consistente en una pequeña donación mensual que tras unos años se convierte en un capital importante que se le da a una mujer india para qué haga con ello algo productivo (como abrir un negocio o comprara cabezas de ganado), la independencia de la mujer había avanzado mucho: además de sentirse más seguras y del dinero que reciben, las iniciativas del programa (como reuniones para debatir sus cuestiones familiares o concienciación en la educación de los hijos) son estupendas y se nota que están dando fruto.
Además de otros proyectos muy interesantes que visitamos (como el centro deportivo que personalmente me encantó), tuvimos la ocasión de que conocer a Anne Ferrer (la viuda de Vicente Ferrer que es actualmente la cabeza visible de la fundación) y me sorprendió lo directa y cercana que fue al explicarnos: ¡incluso nos recibió en su propio despacho!
Además, coincidió que en ese tiempo celebraban la Anantapur Ultramaraton (lástima que no el Campus en los días que se iba a celebrar estuviese hasta la bandera y no pudiese alargar mi estancia), asique tuve ocasión de conocer a los organizadores y compartir con ellos más de una cena y un rodaje 😉 incluyendo a Juan, que es el que inició el proyecto 1km 1vida (en su primera versión, el muy loco hace 5 años tuvo qué correr 150km porque se comprometió a correr 1km por cada niño apadrinado).

Asique estos días he tenido de todo: he conocido gente, proyectos y he corrido acompañada… ¡Muchas gracias por todo, fundación Vicente Ferrer!